Dale poder al hombre, y sabrás como es realmente. NI nuestra alma es pura ni puro es este mundo. Vivimos en una sociedad guiada por el egoísmo, el yo, detrás de todas nuestras acciones hay algo que nos beneficia, y donde la única religión que domina y nos rige, es el dinero.
No merece la pena amargarse pensando en si hay vida después de la muerte, pues todos moriremos algún día.
Lo que hay que preguntarse es si hay vida antes de la muerte, aprovechar la oportunidad, y no cegarse con el miedo a morir.
Vive la vida, vive tu vida.
Lo que hay que preguntarse es si hay vida antes de la muerte, aprovechar la oportunidad, y no cegarse con el miedo a morir.
Vive la vida, vive tu vida.
jueves, 1 de diciembre de 2011
jueves, 27 de octubre de 2011
Una larga calle.
No me gusta la idea de publicar mis composiciones, de hecho me cuesta enseñarselas a la gente. Realmente ¿quién no ha intentado componer una canción sobre nuestro héroe favorito(Link) siendo un enano?. Pues cuando empiezas a componer creyendo que lo haces bien, realmente tienes mierda. La primera canción que compuse podría compararse con cualquier mierda de Justin Bieber, Alejandro Sanz, etc. No hay que avergonzarse realmente, no todos tenemos talento, y todo se consigue mediante preparación, práctica y constancia. Ya te reirás de esas composiciones más tarde, cuando quieras tratar temas más serios, o al menos de forma más seria y desde un punto de vista menos enfocado en ti. Pero bueno, ni siquiera sé si llegará a formar parte de nuestras composiciones, o si será una de esas canciones olvidadas que no llevaremos a la práctica.
En fin, la idea principal de esta entrada es que me digáis vuestra opinión. Imaginemos, una larga calle. Muy larga, o corta, depende de tu punto de vista. Imaginemos también que en esa calle, hay tramos en ruinas, tramos en los que llueve, tramos en los que todo es perfecto, donde el sol brilla y los pájaros cantan. Resulta que estamos paseando, como desde hace tiempo, por ese bonito tramo, lleno de flores, tiendas, gente. Te encuentras con tus amigos y te vas a casa de uno de ellos, a tomar unas cervecitas, con su cigarrito y todo, a charlar, y a pasarlo bien. Vuelves a tu casa, a esperar un acontecimiento importante en unas semanas. Al día siguiente bajas a comprar la comida, y ves que se está nublando un poco. Empiezas a sentir algo de preocupación, pero vas seguro, aún hay tiempo para que mejore la situación. Al día siguiente, una gran tormenta, que dura varios días. Estás cada vez más seguro de que el evento no podrá realizarse. Pero de repente, el día del evento, hace un día del carajo. Parece que ha vuelto la normalidad a la calle. El evento se realiza, y parece que ha salido muy bien. Piensas que todo ha ido bien, aunque con algunos cabos sueltos. Pero resulta, que los asistentes, no han quedado satisfecho, aunque ellos dicen que sí. ¡Pero que hijos de puta! piensas. Le das vueltas a la cabeza, y no paras de pensar qué ha fallado. Finalmente, al día siguiente, te dan un plazo de una semana para exponer de nuevo, corrigiendo los fallos. Te pasas una semana un poco triste, porque no es la primera vez que te pasa, y ya te cuestionas si sirves para algo, pero dando tu mejor esfuerzo por complacer a los asistentes. Finalmente llega el día, y expones. Les ha encantado, deciden que hagas la próxima exposición también, parece que por fin va mejorando todo. Te dan una fecha para hablar sobre el tema de la exposición. Esperas nervioso, y con ilusiones, con fuerzas renovadas y con más ganas que nunca. A medida que se acerca el día, aparecen más y más tormentas, malditas tormentas ¿cierto? Sólo son un estorbo. Pero eso no te frena, tú tienes un objetivo, y no es preocuparte por el tiempo atmosférico.
Finalmente, llegó el día. Vas a salir a la calle, pero no puedes abrir la puerta. Parece que la tormenta es algo serio; se ha formado un huracán. No se escucha nada en la casa. El grito del viento chocando con las ventanas, el goteo del grifo que nunca se arregla. Finalmente pasa el huracán. Sales a la calle, cuando a tu sorpresa... todo está destruido. Ya no hay sol, la tierra cubre el cielo. Los pájaros no se escuchan. Los árboles parecen dignos de una película de terror. Las casas de tus amigos, destruidas, y tu empresa... también. Te sientes triste, y sobre todo, sientes una gran impotencia por haber trabajado tanto para haber tenido el peor de los finales. ¿Está toda la esperanza perdida?
En fin, la idea principal de esta entrada es que me digáis vuestra opinión. Imaginemos, una larga calle. Muy larga, o corta, depende de tu punto de vista. Imaginemos también que en esa calle, hay tramos en ruinas, tramos en los que llueve, tramos en los que todo es perfecto, donde el sol brilla y los pájaros cantan. Resulta que estamos paseando, como desde hace tiempo, por ese bonito tramo, lleno de flores, tiendas, gente. Te encuentras con tus amigos y te vas a casa de uno de ellos, a tomar unas cervecitas, con su cigarrito y todo, a charlar, y a pasarlo bien. Vuelves a tu casa, a esperar un acontecimiento importante en unas semanas. Al día siguiente bajas a comprar la comida, y ves que se está nublando un poco. Empiezas a sentir algo de preocupación, pero vas seguro, aún hay tiempo para que mejore la situación. Al día siguiente, una gran tormenta, que dura varios días. Estás cada vez más seguro de que el evento no podrá realizarse. Pero de repente, el día del evento, hace un día del carajo. Parece que ha vuelto la normalidad a la calle. El evento se realiza, y parece que ha salido muy bien. Piensas que todo ha ido bien, aunque con algunos cabos sueltos. Pero resulta, que los asistentes, no han quedado satisfecho, aunque ellos dicen que sí. ¡Pero que hijos de puta! piensas. Le das vueltas a la cabeza, y no paras de pensar qué ha fallado. Finalmente, al día siguiente, te dan un plazo de una semana para exponer de nuevo, corrigiendo los fallos. Te pasas una semana un poco triste, porque no es la primera vez que te pasa, y ya te cuestionas si sirves para algo, pero dando tu mejor esfuerzo por complacer a los asistentes. Finalmente llega el día, y expones. Les ha encantado, deciden que hagas la próxima exposición también, parece que por fin va mejorando todo. Te dan una fecha para hablar sobre el tema de la exposición. Esperas nervioso, y con ilusiones, con fuerzas renovadas y con más ganas que nunca. A medida que se acerca el día, aparecen más y más tormentas, malditas tormentas ¿cierto? Sólo son un estorbo. Pero eso no te frena, tú tienes un objetivo, y no es preocuparte por el tiempo atmosférico.
Finalmente, llegó el día. Vas a salir a la calle, pero no puedes abrir la puerta. Parece que la tormenta es algo serio; se ha formado un huracán. No se escucha nada en la casa. El grito del viento chocando con las ventanas, el goteo del grifo que nunca se arregla. Finalmente pasa el huracán. Sales a la calle, cuando a tu sorpresa... todo está destruido. Ya no hay sol, la tierra cubre el cielo. Los pájaros no se escuchan. Los árboles parecen dignos de una película de terror. Las casas de tus amigos, destruidas, y tu empresa... también. Te sientes triste, y sobre todo, sientes una gran impotencia por haber trabajado tanto para haber tenido el peor de los finales. ¿Está toda la esperanza perdida?
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